martes, 5 de enero de 2010

La magia de Legna

    Existen libros comunes y libros mágicos, más libros comunes que mágicos. Existen autores comunes y autores mágicos, más autores comunes que mágicos y Legna Rodríguez es una de ellas. Poetisa y narradora camagüeyana en esta ocasión su literatura está destinada a los niños. El pasado año resultó ganadora del Premio Calendario de cuento con el volumen “Ne me quite pas” y de la mención en el Premio de Poesía La Gaceta de Cuba.
Tiene publicados varios libros de poesía como: “Zapatos para no volver” (2004), del siguiente año “Instalándome” y “Ciudad de pobres corazones” (2008), los dos últimos Premio de la Ciudad en Camagüey; del 2006 es una novela infantil titulada “El mundo de Laura” y “Los Mágicos” una noveleta infantil que en el 2008 mereció de manos de un jurado presidido por Julia Calzadilla el premio Leandro González Alcorta de la UNEAC en Pinar del Río.
    Este es un libro común, pero con una historia mágica que cuenta las peripecias, alegrías y tristezas de una familia mágica. La protagonista y narradora es una niña dulce y fantasiosa que vive con su padre, su madrastra, el hijo de su madrastra y su abuela. Una familia de músicos que tocan el violonchelo para llorar hasta lograr la tranquilidad.

En el mundo de esta niña lo más sensacional es tenderse sobre la yerba en los días de noviembre para mirar el cielo y preguntarse por las nubes, pues en su lugar se descubren infinitas formas. Muchas son las inquietudes que destellan en los redondos y vivaces ojos de esta pequeña que odia los días de sol y ama los esenciales días de invierno en “que las personas empiezan a comportarse melódicamente.”
    Estas páginas, recorridas por babosas que sueñan estrenar sus antenas en la orilla del mar, dejan al voltearlas un eco de melodiosos acordes de violonchelos. No es un libro sólo para niños, toca temas tan escabrosos como la muerte y lo que ocurre después de ella, el amor a los ancianos… como en estos ejemplos:

“Le pregunté a la luna si era una bola mágica, o una bola de nieve, o una bola para jugar con los pies. Me dijo que no y que siguiera preguntando a ver si adivinaba. Entonces le pregunté si era el ojo de un pez, o el ojo de la noche, o el ojo de Zully. Me dijo que no y que preguntara por última vez porque esta era la tercera oportunidad. Entonces le pregunté si era la casa de los niños que se mueren y me dijo que sí.”

“El hijo de mi madrastra está loco por besarme cerca de la nariz. Yo también estoy loca por que me bese. Papá me besa en el medio de la cara cuando yo me despierto o cuando voy a dormir, y nunca ha sido tan rico como cuando me besa el hijo de mi madrastra. Mi abuela también me besa a muchas horas del día, pero tampoco es tan rico. Le pregunté al hijo de mi madrastra qué cosa sentía cuando me besaba cerca de la nariz. El hijo de mi madrastra me besó otra vez para acordarse de qué cosa sentía. Me dijo que no lo podía explicar y que por nada del mundo dejara que otros niños me dieran un beso ahí.”

    “Los Mágicos” está incluido en la colección FILILÍ de la Editorial Cauce de Pinar del Río, hermosamente ilustrado por Albertho Díaz de León; salió a la venta en el 2008, aunque actualmente no lo podemos encontrar en las librerías de la ciudad. Al terminar la lectura nos queda el aliento de la atmósfera creada por la autora y el conocimiento de una mirada profunda y cuestionadora de la infancia.

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