miércoles, 6 de enero de 2010

Delfín Prats entre el esplendor y el caos

    Delfín Prats es un poeta cubano, aunque él se niegue a que así lo llamen la literatura de esta isla no pudiera escribirse si faltara su nombre y quien se arriesgue a prescindir de él estará mancillando páginas luminosas que la poesía no olvidará tan fácilmente. Nació en Holguín, en 1945.
    Su verso nace espontáneo como él mismo reconoce: “cuando han venido los poemas, los he escrito.” Su oficio no es el de un aprendiz, el “oficio de poeta se construye frente a los tremendos obstáculos de la composición, es como una partida de ajedrez que se juega frente al lenguaje, donde uno se ve obligado a sacrificar no pocas piezas, que pueden ser versos, estrofas, poemas, que no llegan a abrirse paso hacia las casillas del triunfo” asegura quien ha tenido que silenciar al silencio, apuñalar la estocada poderosa venida por la espalda.
    La suya no es obra que se adhiera a una corriente específica sino que pertenece, como él mismo dice “a un concierto espléndido de voces”. Lo vivencial y nítidamente lacerante le muestra descarnado en cada verso pues le "sería totalmente imposible escribir un poema sin tener el calor de la solidaridad humana, sin el apoyo que siempre me han brindado mis amigos en Holguín y en otros lugares de la isla, sin la certidumbre de mi ciudad vista desde la Loma de la Cruz… Además, no imagino la escritura de un poema sin haber experimentado en carne propia la grandeza del paisaje, sin el mar, sin las montañas, sin los ríos, sin haber visto a Cuba desde un avión, sin una puesta de sol en el oriente de la Isla.”
    En 1968 trece poemas nacidos al fragor de las noches habaneras le merecen el Premio David y la publicación de Lenguaje de Mudos, que devino detonante de un amargo silencio a medias roto por su próximo libro: Para festejar el ascenso de Ícaro, con el que ganó el premio de la Crítica otorgado por las editoriales y el Ministerio de Cultura a las diez obras más representativas del año 1988.
    Para quien tiene “una fe inquebrantable en la literatura como camino de perfección” no sorprende que permanezcan en ocasiones por años aparentemente dormidos los versos que luego llegarán a feliz nacimiento. Con sencillez y humildad pasmosa Delfín Prats confiesa: "nunca hice un aprendizaje de la forma a través de manuales de retórica, fue algo que adquirí intuitivamente, la belleza del lenguaje y la limpieza de la expresión son cosas que me interesan mucho”.
    La poesía de Delfín Prats sostiene el aliento testimonial y el tono conversacional de los escritores de su tiempo, aunque no pueda clasificársele dentro del conversacionalismo más puro, sino que bebe por momentos en las aguas de esa corriente literaria para luego hacer una poesía de la existencia una poesía que planteara la realidad del hombre viviendo íntimamente su vida en el seno de la sociedad a partir de la perspectiva del Yo, como él mismo asegura.
    Para quien ha publicado cinco libros de poesía: Lenguaje de Mudos (1968), Para festejar el ascenso de Ícaro (1987), Abrirse las constelaciones (1994), Lírica amatoria (2001) y El esplendor y el caos (2002) es muy duro pernoctar en el silencio de la página en blanco y con la sonrisa torcida reconoce que "a veces quisiera estar escribiendo porque sería una válvula de escape; pero tengo mucho miedo. Como considero logrados algunos de mis poemas, de pronto empezar a escribir, y que eso que escriba no sirva. No quisiera escribir dentro de una retórica, tampoco volver a repetir mis mismos logros. Mas vamos a confiar que en el futuro sí se produzca algo."
    Y se produjo el milagro de la poesía el pasado año con la publicación, bajo el sello editorial La Luz de la AHS, del volumen de narrativa testimonial Strip-tease y eclipse de las almas. Hoy esperamos más de la literatura cubana, además de reconocer como Maestro de Juventudes a quien es maestro del verbo, esperamos se le conceda el merecido Premio Nacional de Literatura.

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