sábado, 5 de febrero de 2011

Hemos andado una Larga Distancia

¿De qué te sirve el talento si no puedes hacer nada con el? Esta frase que a mediados de película dice Carlos el contrabajista, resume la película Larga Distancia de Esteban Insausti.
Dolor, desasosiego, impotencia, soledad es lo que tienen los cuatro personajes que protagonizan el filme. Insausti logra retratar la carencia espiritual que sufrimos los jóvenes cubanos que hoy estamos dentro o fuera de la isla. Y lo más valeroso es que hace un muestreo de la sociedad cubana actual sin regodearse en las carencias económicas que corroen cualquier ciudad de Cuba.
La película se desarrolla en su mayoría dentro de la casa de Ana, un 24 de noviembre cuando la protagonista cumple 35 años. Esa noche se reencuentran Ana, Carlos, Bárbara y Ricardo, cuatro amigos que habían crecido juntos pero que hacía 15 años no se veían. Con la justificación del reencuentro cada uno cuanta las cosas que le han sucedido hasta ese momento. Aunque en los 15 años de tan larga distancia la vida de ellos no ha cambiado mucho hay algo que han perdido que los hace diferentes: ya no tienen sueños.
Larga distancia está dividida en cuatro segmentos a los que su autor ha nombrado como los puntos cardinales: norte, sur, este, oeste. Este posicionamiento en el centro del conflicto hace que el espectador se sienta acorralado por el único conflicto que ninguno de los cuatro amigos ha sabido darle solución: la soledad.
Desde el triunfo de la revolución los cubanos hemos estados divididos en don grandes grupos: los que se fueron y los que se quedaron. Los que estamos en Cuba por voluntad o porque no queda otro remedio estamos añorando no estar y los que se fueron están deseosos de volver. Ese el gran conflicto que vivimos los cubanos de allá y los de acá. Esta va siendo un tema recurrente en el cine cubano ¿cuál es el merito entonces de Larga Distancia? Que nos hace navegar sin rumbo fijo y sin ninguna certeza para al final de la cinta no saber a ciencia cierta que es verdad y que no lo es. Eso es lo que Insausti logró captar en esta obra que nos muestra tal cual somos.
Larga Distancia es una obra desgarradora que nos hace mirarnos dentro para encontrarnos con una Ana, que está afuera pero no sabe que hacer con todo lo que tiene y solo añora lo que dejó, con un Carlos que lo único que desea en su vida es tocar su contrabajo, con una puta como Bárbara que es capaz de hacer cualquier cosa para hacer feliz a la gente que quiere pero solo quiere paz para su vida o con un Ricardo que solo necesita 74 dólares para comprarle un oso lleno de pelos para su hija.
Es bueno ver que los cineastas cubanos ya no muestran portales turísticas en sus obras, ahora analiza al ser humano en su particularidad, separados de la masa amorfa que fuimos. Es bueno ver que dejamos atrás el totalitarismo pues los cubanos de hoy ya no somos los jaraneros, bailadores y alegres hombres y mujeres que se ven en las obras cinematográficas de los 60 y los 80. La década de los 90 separó a muchas familias y sumió al cubano en una incertidumbre de la cual aun no logramos salir. Estamos solos, tristes y sin sueños a que aferrarnos para seguir viviendo. Con una pregunta inicio y con otra concluyo ¿para que nos sirve la vida si no hacemos nada con ella?

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