sábado, 30 de octubre de 2010

¿Para qué nos sirve un documental?

Foto: Norberto Torres Pompa
Hace poco menos de 48 horas que fue presentado en el marco de la Fiesta de la Cultura Iberoamericana el documental A la sombra del arte, dedicado al promotor cultural Joaquín Osorio Carralero, una realización de la investigadora Yailén Campaña Cisneros y mía. Ese documental lo hicimos, como  alguien diría: como se hacen las cosas cuando son del alma, con muchos deseos y con pocos recursos.

El rodaje es un momento llenos de entusiasmo, no menos que las largas horas de edición que se lleva la obra audiovisual, en ese instante jamás llega a nuestra cabeza  la pregunta de para qué está haciendo eso que tanto tiempo le toma. La pregunta viene cundo terminas y esa obra deja de ser tuya para ser de quien la ve.
Esa noche de la premier me pregunté más de una vez para que nos serviría, a Yailén y a mi, haber hecho aquello que a medida que pasaban los minutos se iba hacia ningún sitio  con la certeza de que para muchos de los que allí estaban al paso de las horas no recordaría ni siquiera que estuvieron ese día. Y fue, nada más y nada menos, que mi la primera conversación con el artista de la plástica Cosme Proenza que me llegaron las respuestas tantas veces buscadas. El documental estaba allí, el hombre también pero ya no eran lo mismo, ni el uno ni el otro, ni siquiera era lo mismo para nosotras.
A veces hacemos obras, documentales, películas, cortometrajes, con el objetivo de que se nos reconozca como artistas, de que la gente nos mire y diga ella lo hizo y no nos damos cuenta que el arte es más que eso. Que se hace para otros no para ti, que se hace en bien del otro jamás del tuyo. Es difícil entender que el documental es el arte no el artista, y más difícil aún comprender que los realizadores siempre estaremos A la sombra del arte.

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